Hospital Psiquiatrico Bhna
Kirishima estaba de pie en el borde de la puerta observando atentamente el interior de la sala blanca mientras las personas en ella parecían moverse en cámara lenta. Está muy triste, tiene los ojos nublados y un nudo en la garganta, pero no sabe la razón exacta.El pelirrojo en la distancia ve a Kaminari y cómo juega con una persona que no reconoce porque básicamente en ese momento Kirishima quiere que Kaminari de la nada le diga que leerá historias y acariciará su cabeza hasta que se duerma. Kirishima no sabe cómo hacerlo, porque la ansiedad está llamando a su puerta en este momento.El pelirrojo ha estado despierto toda la noche, pero no es hasta que comienza a aparecer el sol que parece volver a sus sentidos. El amanecer es peligroso, es cuando las voces comienzan a escucharse más fuerte en su cabeza, los malos pensamientos comienzan a ser constantes y cierra los ojos para tratar de calmarse, pero esas voces están tomando la forma de recuerdos que desea olvidar, no soporta el deseo de llorar mientras pierde gradualmente su cordura, y esas voces continúan atormentando sin piedad.Kirishima sonríe cansado, exhausto y saturado después de entrar en la habitación mientras está sentado al lado de Iida.— Iida.– Dijo inclinando la cara hacia un lado sobre la mesa para poder mirarlo.— Sé lo que harás para obtener información.— Te escucho.– Respondió Iida sin apartar la vista del libro que sostenía en sus manos.— Mina es bueno, ya sabes...– Kirishima comienza e Iida suspira.— La chica es fácil, tiene suficiente información sobre todos en este lugar.— ¿Estás loco? – En un tono tranquilo, Iida quita los ojos de su letra y mira a su compañero.— Vamos Kiri, eso está muy sucio... Además Sero podría matarme.— ¿Loco? No, no lo estoy.– Kirishima está un poco exaltado, pero esto parece no molestar al chico de su lado.— No me vuelvas a llamar así, no estoy loco.El pelirrojo ofendido se levantó y siguió su camino. Iida, por un momento, pensó que se había terminado para ellos, pero se encogió de hombros, porque la actitud del chico no era nada nuevo.Kirishima abandona el lugar y camina por uno de los pasillos mientras cuenta los segundos que le lleva cruzar la habitación, se concentra en su misión hasta que se da cuenta de que el extraño Midoriya está sentado solo, una idea cruza por su mente y se acerca al chico con una clara intención.— Hola Midoriya.– Tararea llamando la atención del chico.— Hola.– Respondió. Midoriya lo miró cuidadosamente, se sentó derecho mientras sus pies se movían ligeramente. Él sonrió.— ¿Qué necesitas amigo?— ¿Somos amigos? – Pregunta confuso.— Por supuesto.– Midoriya hizo una mueca y dejó de mover los pies.— ¿Tú no te acuerdas?— No, no lo recuerdo, pero podemos serlo de todos modos.– Kirishima se ríe falsamente y sostiene su mirada.— Necesito un favor tuyo, principito. Te escuché llevar demasiado aquí. ¿Puedes identificar a alguien que tengo en una foto?— Muéstrame.– Dijo interesado.Kirishima suspira sintiéndose bastante estúpido. Probablemente, Midoriya apenas recuerda su nombre, pero lo que está hecho... hecho está y no tiene más remedio que sacar la foto de sus bolsillos y desplegarla ante los ojos del chico.— Eijiro, ¿de dónde sacaste eso? – Midoriya cambió drásticamente las expresiones en su rostro y se quitó las gafas.— Solo la encontré allí.– Excusa encogiéndose de hombros.— ¿Sabes quién es el?— No, no lo sé.– Midoriya se encogió de hombros, relajando sus expresiones, pero Kirishima pudo ver la duda en sus ojos.— Es solo que el chico es muy guapo, pero no es mi ideal.— Lo que es triste.– Suspiro.— Me tengo que ir, Ei.– Midoriya parece saltar de su lugar y se pone de pie. Comenzó a mover su cuerpo de lado a lado.— Debo ir a mi habitación, tengo terapia con el doctor.— Bueno... no se lo digas a nadie, ¿sí? – Kirishima sonríe y Midoriya también. Se han hecho amigos. Kirishima vio como el chico asintió y se preparó para ir rápidamente a su habitación.Kirishima también decidió volver y hablar con Iida y disculparse por su actitud infantil, pero no debería haber dicho eso. Estaba subiendo las escaleras y antes de abrir la puerta doble que conducía a la entrada se echó a reír, no estaba seguro del porqué, pero se sabe que se intensifica hasta el punto de que le duele el estómago, se vuelve casi incontrolable y con la misma facilidad con la que llegó se fue.No le dio mucha importancia y siguió.A mitad de camino, Kirishima parece abandonar la idea de buscar a Iida y disculparse por lo que cambia la dirección y el camino a su habitación sin lugar a dudas. Sintió la necesidad de escribir una nota en su cuaderno, tenía que demostrar su cordura, pero tanto como lo buscó no lo encontró y se sentó al final de su cama, justo en el borde, y recordó que este probablemente se cayó de su bolsillo cuando regresaron del quinto piso.Genial, simplemente no podía estar sin ese cuaderno ridículo, no podía estar sin la mejor prueba de que su cordura aún estaba intacta... Y aunque su subconsciente le dijo que sería una mala idea, tomó valor y decidió hacerlo, ir a buscarlo.— Kirishima, ¿vamos a jugar? – El pelinegro tomó su manga para detenerlo.— ¡No lo hagas! – Kirishima se exalta pero se recupera fácilmente.— Lo siento, ahora no puedo Denki.— Pesado.– Murmuró.El pelirrojo de alguna manera se disculpó con el chico y comenzó a subir las escaleras con cuidado de ser visto, y comenzó a mentalizarse cuando solo faltaban unos pocos pasos, solo un poco de miedo corrió por su columna vertebral, pero no fue suficiente para hacerle entrar en razón.Se dio cuenta de que todo era igual que la última vez que estuvo allí.Sin moverse un poco, revisó todo el lugar, no fue hasta que enfocó sus ojos debajo de una silla que se dio cuenta de que estaba allí, y caminando tan lento como estaba a su alcance, se tomó el tiempo de caminar con cuidado y no pisar cualquier otra cosa, se detuvo y se inclinó con cautela para levantarlo, pero se congeló al mismo tiempo que sintió un par de sollozos.—Te necesito.– La voz ahogada resonó por toda la habitación.— No me dejes... no de nuevo.No es real.Ahora Kirishima está simplemente en un debate consigo mismo, las voces en su cabeza son crueles, pero son realistas. Hay tantas cosas en su cabeza que no puede controlar gracias a su ansiedad, y no puede silenciar las voces, no puede diferenciar la realidad de sus alucinaciones, pero lo enfatiza; El no está loco— No eres real.– Murmuró él.— Ayúdame.– La voz era tímida y muy baja, muy diferente de lo habitual, estaba confundida.— Prometiste que no me dejarías.En silencio se acercó al lugar donde creía que venía la llamada. Esa voz vino de la habitación que estaba cerrada, en la que Kaminari afirmó que había juguetes.— No eres real.– Murmuro nuevamente, Kirishima.— Realmente te necesito.– En un tono más alto que el anterior, sollozo.— Necesito salir de aquí."Él está mintiendo."Mira a través de la grieta y ve a un chico; maltratado, con poca ropa, con su rostro pálido bañado en lágrimas y múltiples heridas en su cuerpo tirado en el suelo. No lo piensa demasiado, y como si se hubiera activado un interruptor extraño, comenzó a buscar en todas partes algo que realmente sirviera para sacarlo de ese lugar y cuando lo encuentra él suspira con cierto alivio. — Toma una abrazadera muy delgada y colócala en la cerradura, comienza a girar un par de veces hasta que se abra.– Murmuró desde adentro.— ¿Quién eres? – Kirishima se congela ante lo que ve y escucha.— Gracias, Eijiro Kirishima.– El chico con cabello rubio sonríe.— ¿Cómo sabes mi nombre? – El pelirrojo no está sorprendido, pero su curiosidad podría ser más.— Has subido aquí hace dos días con tu amigo...– explica con una inquietante tranquilidad.— Te estaba llamando porque pareces una buena persona, los demás no me escuchan, no les agrado y me dejan encerrado aquí.— ¿Siempre estás aquí? – Preguntó Kirishima desde la distancia.— ¿Por qué Kaminari no te vio?— Estaba durmiendo, aferrado a la puerta.– Cuando el chico extraño se levanta torpemente, Kirishima retrocede.— ¿Por qué estás aquí? – Kirishima parece dudoso, pero se detiene. Deja que el chico extraño de un paso más adelante.— Este piso no se usa, ni los que siguen después de este.— Porque... porque él me encerró aquí.– Murmuro débilmente.— Por favor no me tengas miedo.De acuerdo, Kirishima está en silencio porque no quiere imaginar por qué, o quién y menos cómo encerraron a ese tipo en un lugar tan aterrador, y así fue como todo quedó en silencio.— ¿Estás asustado? – El desconocido, tiembla y se encoge, está a punto de llorar y eso de alguna manera logra mover el corazón del pelirrojo.— No te haría daño... nunca.— ¿Cuál es tu nombre? – Kirishima todavía duda. De todos modos, decidió preguntar al ver al chico tan asustado.— Puedes decirme, Blasty.– Él respondió, mostrando un pequeño levantamiento en sus labios.— ¿Podemos ser amigos?— Midoriya, ya me hizo esa pregunta.– Murmuró para sí mismo.— ¿Quién? – Confundido preguntó.— Por supuesto, podemos ser amigos, es un placer...– Kirishima sonríe y, en consecuencia, la sonrisa de su compañero se ensancha.— Puedes decirme Kirishima.Blasty sonrió con ternura, y Kirishima respondió con una mirada cansada y propuso que bajaran al patio, de todos modos eso serviría de entretenimiento.— Dime Baslty.– Comenzó mientras bajaban los primeros pisos.— ¿Cuánto tiempo llevas aquí?— Hace mucho tiempo, hace más de diez años...– Blasty respondió dando breves miradas de vez en cuando.— Tal vez unos años después de que el hospital abriera sus puertas.— ¿Puedo preguntar por qué? – Kirishima abre una de las grandes puertas que conectan las instalaciones con el patio trasero y se hace a un lado para que Blasty sea el primero en pasar.— Gracias.– Murmuró el chico sonrojado por el acto y Kirishima llegó a la conclusión que quizás a ese chico jamás le han mostrado un poco de amabilidad.— Y fue por él, porque me odia y me encerró aquí... me trajo por la fuerza, me engañó.— ¿Por qué no escapaste? – Kirishima dejó que la puerta se cerrara abruptamente detrás de ellos, haciendo que el cuerpo frente a él saltara del repentino susto.— Si nos hacemos buenos amigos, prometo decírtelo.– El sonrojo en la cara de Blasty se vuelve más delgado y él se da vuelta antes de levantar su mano en forma de despedida.— Me gustó hablar contigo, pero ahora me tengo que ir.El pelirrojo permaneció estático hasta que vio a su compañero desaparecer. Después de unos segundos, decidió caminar para cruzar el patio central y subir a la sala de estar.— Conocí a alguien muy dulce.– Kirishima murmura en voz baja para sí mismo.— No sé por qué está aquí y no creo que sea importante."No existe"El pelirrojo suspiró cansado por el esfuerzo de bajar y subir tantos pisos y caminó hacia la habitación donde Momo estaba montando otra de sus escenas, pronunció un discurso sobre la mesa y como siempre tuvo la atención de la mayoría.— Solo yo dirijo el movimiento, y nadie puede imponer condiciones mientras yo personalmente asuma la responsabilidad...– recitó Momo mientras Midoriya la miraba con entusiasmo."¡Te dije que no existe!"Midoriya dio pequeños saltos con cada paso que dio alrededor de la mesa y ahora que Kirishima lo piensa, todos estaban más concentrados en que Midoriya no cayera que en las palabras de Momo.Kirishima suspiró y pasó, porque era costumbre ver esas pequeñas escenas camino a su habitación y antes de llegar, vio la puerta de la habitación de Todoroki abierta y decidió que ya había tenido suficiente sin el chico.
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