Kisses With A Taste Of Death
—Buenas tardes, Kaku-chan.Kakucho sonrió al escuchar el saludo y miró a Takemichi con sincera alegría, sin embargo, parpadeó al ver la expresión preocupada del pelinegro. —¿Está todo bien? —preguntó.—Hemos tenido una larga noche —suspiró Takemichi—. Anoche cuando los gemelos iban a casa, quisieron asaltarlos y ahora están en el hospital.—Mierda —dijo Kakucho, haciendo una mueca—. ¿Es muy malo?—Angry pasó la noche en observaciones, pero no tiene fracturas ni nada de ese estilo, solo enormes morados y, bueno, dolor —Takemichi sonrió un poco—. Smiley no está muy bien, el médico nos dijo que tiene una costilla rota y una pequeña contusión en la cabeza, despertó recién hoy en la mañana, aunque ha dormido bastante, así que supongo que tendrá que pasar unos días hospitalizado.—Lo lamento —suspiró Kakucho—. ¿A qué hora termina el horario de visitas? —A las seis de la tarde.—Intentaré llegar.—Gracias, Kaku-chan.Kakucho le sonrió antes de salir el mostrador y elegir un precioso adorno de flores blancas con detalles en verde, digno para los enfermos, colocó una pequeña tarjeta de buenos deseos y, luego de que Takemichi pagará el arreglo, colocó unos tulipanes naranjos.—Me recuerdan a Smiley —explicó ante la mirada perpleja de Takemichi.—Gracias.—Dale mis saludos.—En tu nombre —sonrió Takemichi—. Nos vemos luego.Takemichi abandonó la floristería y caminó con calma hasta una pastelería donde había dejado disfrutando de unos trozos de pastel a Yuu y Mikey, los que sonrieron al verlo llegar.—Lamento la demora, ¿estaba rico?—¡Delicioso! —exclamó Yuu, contento.—Sí, diría que lamentamos habernos comido todo, pero estaríamos mintiendo, ¿cierto? —asintió Mikey sonriendo.—¡Cierto! Íbamos a pedir otro trozo más, pero llegaste justo.Takemichi rió enternecido mientras negaba. Sin mayor demora, salieron de la pastelería y se subieron a un taxi, dirigiéndose al hospital. Takemichi caminaba tras ambos, observándolos conversar y reír a gusto. No pasó por alto que Yuu fue todo el trayecto de la mano de Mikey y que al rubio no parecía incomodarle en lo más mínimo. Cuando bajaron del ascensor y fueron hasta la habitación de Nahoya, vieron a Mitsuya esperando fuera en compañía de Souya, quién tenía bajo su ojo izquierdo y la comisura derecha de color morado y azul, un parche pequeño en el puente de su nariz y un par de vendajes en sus dedos. —¡Tío Souya! Yuu corrió hasta el gemelo, quién sonrió con cariño, agachándose con cuidado para envolverlo entre sus brazos en un cálido gesto. El niño lo miró preocupado y tocó con cuidado el rostro del rizado.—Estoy bien —aseguró Souya—. Se ve más feo de lo que es, lo prometo.Yuu asintió con suavidad, pero no se apartó de su lado. Mikey también se acercó a verlo más de cerca mientras que Takemichi miraba a Mitsuya.—¿Por qué están fuera? —El doctor está revisando a Smiley, así que nos pidió salir —explicó Mitsuya—. Oye, está precioso el arreglo.—Lo escogió Kaku-chan, dijo que intentaría venir antes de que termine la visita —sonrió Takemichi.La puerta se abrió, dando paso al médico que los miró con calma, observó la ficha y luego a Souya, quién se enderezó con cuidado.—Haré que se quede aquí cinco días más, los golpes que recibió en su espalda pueden ser engañosos, quiero descartar alguna fisura que pueda aparecer cuando el trauma del cuerpo vaya pasando. Además de vigilar que su contusión no vaya a mayor, claro.—No hay problema —asintió Souya—. ¿Podré quedarme con él?—Cómo eres su tutor, tienes autorización para estar aquí hasta las 21 horas, luego debes ir a tu hogar.—Pero...—Tú también debes descansar, Souya -lo interrumpió el médico—. Tus golpes son menores, pero sigues herido, así que no te exijas demasiado.Souya asintió con suavidad mientras suspiraba, el médico le dio una pequeña sonrisa antes de retirarse y los chicos entraron al dormitorio de Nahoya, el que estaba semi recostado en la cama, su cabeza estaba vendada, su labio inferior partido, tenía morados en su rostro y sus brazos, además de tener en su muñeca izquierda vendada.—Joder, sigo sin asumir que les haya pasado esto —suspiró Takemichi mientras acomodaba el arreglo en un mueble—. Además, ni siquiera perdieron algo, digo...—No creemos que haya sido un simple asalto —dijo Nahoya luego de recibir besos por parte de Yuu.—¿De qué hablas? -preguntó Mitsuya frunciendo suave el ceño.Pero los gemelos intercambiaron una mirada para luego mirar a Yuu, que se había acercado a mirar por la ventana. Ninguno quería dar detalles con el niño presente, de la misma manera que se negaron a hacer una denuncia cuando la policía vino a verles en compañía de una enfermera.—Si les parece bien, puedo llevarle a la cafetería —ofreció Mikey, notando el ambiente—. Takemicchi puede contarme luego, ¿no?—Por supuesto —asintió Takemichi y le sonrió—. Gracias.Mikey le dio una sonrisa antes de ir donde Yuu y tomarlo en brazos.—¿Me acompañas a ver si hay pastelitos en la cafetería? —preguntó.—¡Uy sí! —Ya sabes, no puedo ir solo, capaz y me olvidé de los precios, así que me viene bien la ayuda de un niño inteligente como tú.—No vas a olvidarte de esas cosas, tito.Ambos salieron entre risas, Mikey les dio una pequeña sonrisa y entrecerró la puerta. Souya aprovechó el momento para tomar asiento mientras que Takemichi y Mitsuya los vieron con curiosidad.—Creo que solo nos golpearon por golpearnos —dijo Nahoya—. En ningún momento nos pidieron dinero o algo.—Esas son cosas que hacen las pandillas —dijo Mitsuya.—Eran una pandilla —confirmó Souya—. Yo creo que eran unos cuarenta y todos usaban la misma chaqueta blanca, atrás tenían un logo y todo, pero no recuerdo si traían el nombre, solo el dibujo.—Yo igual —asintió Nahoya.—¿Cuál era el logo? —preguntó Mitsuya—Un ángel sin cabeza —contestaron los gemelos a la vez.—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó Nahoya mirando a Souya.—Bueno, luego de que te noquearan...—dijo Souya, incómodo—. No sé, todo fue tan rápido y extraño... Creo que los vecinos deben haber dado aviso de lo que pasaba, porque las sirenas se escucharon y empezaron a huir, así que te agarre y te traje aquí.Cuando Nahoya asintió, Souya se sintió culpable por mentir, pero la verdad era que algo en su interior le decía que no debía contarle a nadie sobre Rindou Haitani.
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No podía sacar esos ojos de su mente.Y le molestaba.Baji había decidido mantener para sí mismo el episodio donde había escuchado claramente el apodo de Draken de la boca de esos dos desconocidos. El motivo era sencillo, si decía que lo había escuchado y que los había perdido: Izana lo estrangularía, Emma se pondría a chillar y Shinichiro lo miraría fijamente y esto último era lo que le hacía estremecer. Había decidido encontrar a aquel niño y al rubio, era la única forma de asegurarse de que no había sido su propio deseo de encontrar a Mikey el que le había hecho escuchar aquellas palabras. ¿Cómo lo haría? Pues, según había escuchado, aquel rubio de ojitos bonitos era el padre, por lo que tendría que estar trabajando para mantener al mocosito y como era joven, seguramente trabajaba en algún lugar donde no le pidieran estudios universitarios. Como los había visto en día de semana, Baji creía que trabajaba en el área gastronómica o de retail. No sabía por qué, pero no creía que el rubio trabajara en alguna oficina, simplemente no parecía de esos. Seguramente, vivían en la misma Shibuya, por lo que solo debería buscar en la zona.Baji suspiró. Todo sería más fácil si el mocosito hubiera estado usando el uniforme escolar, así podría haber rastreado la escuela y todo sería mucho más rápido.Se levantó de la cama y caminó por su cuarto.La verdad, es que Baji era consciente de lo agotador que sonaba su "plan", pero tenía que pensar en algo o se volvería loco viendo el estúpido reloj. Aquel estúpido reloj que le recordaba que ya habían pasado dos horas desde que Shinichiro le avisó que irían por Kazutora.El sonido de la puerta lo sobresaltó, suspiró y abrió con mala cara, observando el rostro de Draken, quién no tuvo la autorización para ir con los demás ya que su pierna aún cojeaba un poco.—¿Sabes algo? —preguntó Baji, aunque sabía la respuesta.—Claro que no.Draken casi soltó un bufido de burla mientras ingresaba al dormitorio. La habitación de Baji era, por lejos, la más peculiar de todos los de la ToMan.Normalmente, los dormitorios de los miembros eran bastante sencillos: paredes blancas, una cama, un armario, una versión más pequeña de la bandera de la pandilla colgada en alguna pared o el techo y en un mueble colocaban libros o videojuegos portátiles. No existía mucha personalización.Pero no el de Baji; las paredes de su cuarto tenían dibujadas patitas de diferentes animales, tenía un mueble algo más grande donde tenía mangas y libros enfocados a ellos. Gracias a Kazutora, Draken sabía que en armario tenía juguetes y comida para gatos, los que eran sus favoritos. Tenía dos sofá puff de color negro, uno a los pies de la cama y el otro más cerca del mueble, seguramente para poder leer. También tenía fotos pegadas en las paredes y las puertas del armario, en la mayoría salía junto a su madre y en otras con los miembros más cercanos, como Mikey, Kazutora, Draken, los Haitani e, incluso, Kakucho.A Draken le gustaba la habitación de Baji, más porque sabía que no cualquiera ingresaba a ella.—Adelante, ponte cómodo —refunfuño Baji cuando Draken se recostó en su cama.—Gracias.Baji rodó los ojos, pero se dejó caer en el sofá que tenía cerca del mueble.Sin embargo, se quedaron en silencio, Draken terminó leyendo uno de los libros de Baji que trataba de las diferentes razas en los gatos mientras que el azabache dejó la puerta entreabierta, pendiente del regreso de los demás, a la vez que ataba y soltaba su cabello.—Quién diría que existirían tantos gatos —comentó Draken, sin dejar de leer.—¿Qué creías? ¿Qué solo hay gatos blancos, negros y rayados o qué? —Baji se sintió un poco ofendido.—Básicamente, sí. —Ignorante —Baji rodó los ojos antes de sujetar su cabello en una coleta alta.—¿Quieres dejarte el pelo? —Draken soltó un bufido.Sin embargo, antes de que Baji abriera la boca, escucharon el barullo típico de cuando regresaban de una misión exitosa. Se levantaron con torpeza y salieron apresuradamente, corriendo hacia la sala de reuniones, abrieron bruscamente las puertas.Lo primero que vieron fueron a los Haitani, ambos tenían el rostro manchado de sangre junto a sus ropas. Ran les guiñó el ojo con diversión mientras jugaba con un bastón en sus manos para después señalar con la cabeza hacia uno de los asientos. Y lo vieron.A Baji se le estrujo el corazón al ver a Kazutora junto al médico de la ToMan. Era como ver a otra persona, su cabello más corto y desaliñado, las prominentes ojeras, los labios partidos, incluso más delgado lo veía. Se acercó con rapidez.—¡Tora! Cuando Baji llegó hasta el berger donde se encontraba su amigo, se arrodilló, viéndolo al rostro y Kazutora le regresó una mirada brillante junto a una pequeña sonrisa.—Baji —murmuró con voz cansada.Baji suspiró con alivio, colocando la mano en el antebrazo de su mejor amigo, apretando suave. Tenerlo allí era lo único que le importaba, ni siquiera se dio cuenta que el lugar se fue vaciando hasta que Shinichiro carraspeó, logrando que él alzará la mirada a la vez que Kazutora la bajaba.—¿Y? —preguntó Shinichiro.—Está deshidratado —respondió el médico mientras le colocaba una vía con suero en un brazo y dejaba la bolsita en alto—. No hay fracturas visibles, pero es solo un examen superficial, señor —luego bajó la voz y susurró—. Tiene muchas heridas, cortes y quizás cuanto más, lo revisaré cuando termine de hablar con él, señor.—Unos días de descanso le vendrán bien —asintió Shinichiro—. Puedes retirarte por ahora.El médico se puso de pie, hizo una pequeña reverencia y salió con rapidez, cerrando tras sí. Baji acercó un taburete, acomodándose junto a Kazutora, que mantenía la mirada baja.—¿Es verdad? —preguntó Kazutora, sin subir ni la voz ni la mirada—. Lo de Mikey.—¿Cómo supiste eso? —preguntó Draken acercándose suave.—Hanma vino a decírmelo. —Hijo de puta —siseó Baji con rabia.—Kazutora —dijo Shinichiro sin dejar de verlo—. ¿Por qué no levantas la mirada?El chico del tigre se sonrojó, alzó la mirada hacia Shinichiro y, sintiéndose avergonzado, comenzó a jugar con sus manos, nervioso. Shinichiro lo examinó con la mirada antes de mirar a los que quedaban—Váyanse —ordenó—. Tengo que hablar con Kazutora.Algo confundidos, los muchachos comenzaron a marcharse, Baji dudó un poco, pero se puso de pie, aunque fue sujetado de la muñeca por Kazutora.—¿Puede quedarse Baji, señor? —preguntó con tono suave, volviendo a bajar la mirada.—¿Seguro que estarás cómodo con él?—Sí, señor, por favor.—Está bien.Baji miró a Draken antes de que él cerrara la puerta, dejándolo a solas con Shinichiro y Kazutora; volvió a tomar asiento junto a su amigo y colocó la mano sobre la de él, apretando suave en señal de apoyo.—Kazutora, necesito que me cuentes qué sucedió, dónde estabas, todo lo que puedas —dijo Shinichiro sin rodeos.—Sí, señor —respondió Kazutora, manteniendo el tono sumiso y la mirada gacha—. Me llevaron cerca del templo Musashi, pero Hanma ha dicho que no es su centro de operaciones, dijo que lo usaban como una ironía...—¿Una ironía? —repitió Baji parpadeando.—Debe ser porque las primeras reuniones de la ToMan comenzaron allí —dijo Shinichiro, pensativo—. ¿Qué más te dijo?—Que no era el primero —contestó Kazutora.—Probablemente llevaron allí a otros antes de asesinarlos.Shinichiro se cruzó de brazos, manteniendo su expresión pensativa y se acomodó en el asiento, para después volver a ver a Kazutora.—Aparte de Hanma, ¿a quién más viste?—Osanai y creo que el otro se llama Choji, pero quién más iba era Hanma —dijo Kazutora, jugueteando con sus manos—. Hanma era quien más estaba conmigo...—¿Qué te han hecho, Kazutora?La voz de Shinichiro era suave, casi dulce, era la forma en la cuál le hablaba a sus hermanos, aquella voz que solo habían escuchado quiénes los conocían hace más tiempo, una que te hacía sentir protegido; por eso mismo, Kazutora tembló ahogando un sollozo y antes de que Baji o Shinichiro se dieran cuenta, se arrodilló ante el mayor, cubriéndose el rostro con las manos, como quién se exponía ante alguna deidad.—Al principio solo me golpearon con los puños, ni siquiera me daban patadas —Kazutora volvió a sollozar—. Pero cuando cortaron mi cabello, Hanma dejó que me cortaran la piel...Tembloroso, Kazutora levantó su camiseta, dejando el torso al descubierto, donde su piel tenía colores verdosos, amarillos, azules y morados, evidenciando que la cantidad de golpes que recibía a diario; el médico de la ToMan le había colocado parches de diferentes portes donde seguramente las heridas seguían abiertas y también vieron marcas de dientes en su pecho, que hicieron que Shinichiro apretara los labios mientras fruncía el ceño y que Baji sintiera la bilis recorrer su garganta.—Mierda, Tora...—murmuró Baji.—Lo siento, lo siento...Kazutora sollozó bajando la camiseta a la vez que temblaba sin control, sintiéndose avergonzado de sí mismo, pero Shinichiro se arrodilló frente a él, envolviéndolo protectoramente entre sus brazos. —Los haré pagar, Tora —dijo Shinichiro con seriedad—. Te lo prometo.Kazutora se dejó abrazar, sollozando más suave y asintió mientras cerraba sus ojos, confiando plenamente en las palabras de su líder.
¡Holaaa~!Pensaba actualizar mañana, PERO considerando que mañana sale el episodio nuevo del manga y, además, el spin-off de mi poderoso BajiFuyu, siento que mis emociones van a estar sobrepasadas xD
El viernes el episodio estará como a este mismo horario (aproximadamente a las 22 hrs de Chile)
Gracias por sus votos y comentarios, cuídense y tomen agüita :) Nos leemos pronto~
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