𝗖𝗟𝗔𝗜𝗠 𝗬𝗢𝗨𝗥 𝗣𝗥𝗜𝗭𝗘 : FAYEYOKO
❝ Faye solo debe hacer una cosa: ganar. Y luego, Yoko dejará que ella reclame su premio. ❞
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── ★ ; Smut. Leve Dirty Talk. Sexo sin penetración.
── ★ ; Faye Bottom G!P ! Yoko Top
── ★ ; Original De : bbyblu
Aunque haya hecho esto muchas veces, Faye siempre siente esa forma en que la adrenalina se le cuela por todo el cuerpo. Cuando está pisando el acelerador, cuando sus dedos aprietan el volante y sus ojos logran encontrar la meta a solo unos segundos de distancia.
Por un momento, mira a su izquierda. El auto azul de su contrincante está ligeramente a su altura, lo que hace a Faye sonreír con arrogancia. Si ese auto está allí es porque Faye así lo quizo. Le gusta divertirse, generar falsas esperanzas y destrozar a su rival.
En un segundo, ese auto azul queda atrás de una manera impresionante. Faye logra acelerar a tal punto en que la gente se asombra de como, de la nada, ella es capaz de ser rápida y tener control total del vehículo.
Y es entonces, ella queda en primer lugar.
Gritos y festejos se escuchan cuando finalmente frena, la gente se amontona a su alrededor. Faye ríe y sale, recibiendo todas las felicitaciones y halagos.
Pero ninguno de ellos le importa. No le interesa lo que la gente llegue a pensar de ella, Faye solo quiere la aprobación de una mujer.
La suya.
Yoko llega a su lado con una sonrisa. Aunque la mayoría de, según sus palabras, "zorras de las carreras" vistan tan poca tela, ella siempre está elegante. Un vestido apretado de una marca demasiado cara, un bolso de diseñador, tacones que valen más que los autos que Faye maneja. Yoko es cara y femenina. Yoko ama verse de esa manera.
Aunque al principio pareciera una niña de papi, al momento de conocer a Faye ni siquiera tuvo que cambiar algo de ella para gustarle. Faye tiene dinero. Faye tiene poder. Y Faye gana todas las carreras clandestinas en las que participa. Por eso, estuvo totalmente de acuerdo en seguir consintiendo a su chica. Faye la ama. Yoko la ama a ella.
Riendo, Faye acepta el beso húmedo de Yoko. Pone sus manos en la cintura de la más baja y aprieta con sus dedos cuando sus lenguas se tocan.
─Espero tener mi premio esta noche ─murmura Faye contra su boca.
Yoko asiente. ─Como cada noche.
. . .
La casa de ambas es grande y espaciosa. Tienen más habitaciones de las que necesitan, tienen empleados listos para recibir sus órdenes. Tienen todo lo que pueden desear.
Aunque, en esta noche, todo lo que desean es a la otra.
Yoko, aunque sea delicada, es ruda cuando empuja a Faye por los hombros hasta sentarla en la cama. Luego ella misma se sienta en su regazo al mismo tiempo que sus manos desabrochan la camisa negra. Besa las claviculas de Faye, quien posa sus manos en los muslos de Yoko.
El vestido se sube un poco en sus piernas, dejando ver su lechosa y suave piel. Las manos de Faye aprietan y dejan marcas rojizas que se van luego de unos segundos, sus dedos jugando con el borde de la tela. Después pasando a su trasero y amasando a su gusto.
Yoko suspira. La bronceada piel de Faye está a su vista, con algunos tatuajes allí decorando. Los pechos grandes escondidos en el top deportivo, Yoko ama verlos y besarlos. Se lo quita, o casi arranca, dejando marcas en su cuello. Su esposa ama cuando lo hace. No tiene pudor ni verguenza en mostrar que su mujer la marca y complace de aquella manera.
Sin nada en la parte de arriba, Faye se deja acariciar y besar. Se deja marcar y morder. Soltando leves gemidos cuando Yoko se concentra en sus pechos.
Se siente dura. Yoko se mueve en su regazo rozando su pene con fuerza, Faye se muerde los labios. Pero se sigue dejando manipular a su gusto. Aunque sea su premio, ama cuando Yoko tiene el control.
Quizás, si sigue siendo buena chica, Yoko le dará otra recompensa.
Gime un poco más fuerte cuando Yoko, con su mano, aprieta el miembro debajo suyo. La mayor cierra los ojos, llevándose la cabeza hacia atrás y apoyándose con sus manos en el colchón.
─¿Te gusta? ─la voz de Yoko es un susurro, pero la otra la escucha y asiente─. Te gusta que tu mujer te chupe y te muerda, ¿no es así? Tan buena chica.
Faye no piensa con claridad cuando Yoko comienza a frotarse contra su pene duro. La tela de su ropa es ligera, y la ropa interior de Yoko también. Así que sí, siente la humedad de su esposa. Gimen ambas a la vez, con Yoko apoyándose de los hombros de Faye y besando su cuello.
La mayor muerde sus propios labios al escuchar la respiración de Yoko en su oído. Ese quejido bajito, esa forma de apretar sus rodillas, hacen que Faye quiera dejar de ser la buena chica de Yoko. Hacen que Faye quiera romper ese vestido caro, romper esas bragas sexys y hundirse dentro de ella con fuerza.Pero ser manejada al antojo de Yoko es su mejor recompensa. Faye puede ganar mucho dinero y muchas carreras, pero nada se compara a eso. A ser el juguete sexual de su mujer, aquella de mirada angelical que se vuelve oscura y lujuriosa mientras le chupa la polla y le prohibe correrse mientras la degusta.─Quiero probar algo nuevo ─dice Yoko entre gemidos leves.Con ayuda de Faye, intenta sacarse el vestido. Pero esa posición no ayuda y Faye tiene poca paciencia. Así que rompe la tela con sus fuertes manos y deja a la vista que Yoko, esa dulce mujer, no tiene sostén. Oh, Yoko, ver eso es el mejor premio para Faye.Recuesta a Faye en la cama. Comienza a besarla en la boca con dureza, firme, bruta. Un beso apurado, descuidado, donde no quieren jugar, solo sentirse a plenitud.─Quítate el pantalón para mí, yo no tengo la fuerza para romper tela cara de esa manera ─susurra Yoko sobre los labios de su esposa.Se hace a un lado, acostandose de espaldas y viendo a Faye desvestirse con rapidez. Es poco cuidadosa, no le interesa si destroza su propia ropa, Faye quiere estar sobre Yoko y sentir su piel con piel entera.Riendo, Yoko la recibe de nuevo sobre ella. Faye no se ha quitado el bóxer aún.─Escucha ─comienza Yoko bajando su mano hasta tocar el pene sobre la tela─, no vas a meterla. Solo vas a frotarme. Donde llegues a meter aunque sea la punta estás acabada.Faye quiere gemirle en la cara con ese tono y mirada decidida.─Yo me ocuparé de ti también ─agrega su esposa liberando aquel pedazo de carne.Yoko tiene las bragas puestas y Faye su bóxer. Sin embargo, Yoko hace a un lado la tela de su propia ropa interior con una mano, luego escupe en su otra mano para llevarla al pene y prepararlo. Lo siente duro, venoso y listo para entrar. Pero ella ya decidió que no lo hará. Por ahora.─Estoy tan mojadita por ti, mi amor ─Yoko suspira.─Tan lista para recibirme ─Faye dice, respirando con dificultad.Faye ve la sonrisa de su mujer. Es hermosa. Tan hermosa.Yoko lleva el pene de Faye a su propia vagina, pero no lo mete. En su lugar, usa su propia humedad para envolver la polla gruesa. Siente como se frota contra su entrada, tanteando un poco. Faye no va a mentir, sí que quiere empujar y sentirla. Mas quiere ver a donde llega todo esto.─Tan húmeda para mí ─gime Faye.Yoko lleva la punta a frotar su clítoris, lo mueve de forma lenta y suave. Suspira y luego muerde su boca ante la sensación, mientras que Faye gime por como aprieta la mano de su esposa.La mayor comienza a moverse levemente. Masturbándose contra la mano de Yoko al mismo tiempo que frota ese coño mojado.Gimen al mismo tiempo.─Tan rico, mierda ─exhala Faye.Yoko le da una cachetada no tan agresiva con la otra mano libre. ─Esa boca sucia.─Tan sucia ─responde Faye─, tú lo eres más. Tan putita solo frotándote, ¿te gusta como te hago caso?─Mhg, me gusta. Me gusta mucho ─los movimientos son más rudos, más intensos. La habitación está repleta de los movimientos de la cama, los gemidos de ambas y el obseno sonido de sus pieles mojadas. El coño de Yoko está tan empapado y la polla de Faye tan dura contra esa piel rosadita.El pene vuelve a tantear la entrada y Faye empuja levemente, no haciendo entrar mucho sino una parte de la punta. Yoko gime y vuelve a cachetear a Faye.─¿Qué carajo crees que haces?─Por favor, un poquitito ─ruega sin detenerse.─Si lo haces no te dejaré venirte, vas a tener que hacerlo tu sola en el baño.─P-pero...─Hazme caso, Faye.Yoko sabe que ganó cuando el pene vuelve a frotarse desde la base contra toda su vagina. Faye comienza un leve vaivén con sus caderas, se frota de forma deliciosa contra el coño y la mano de su esposa. Y cuando los gemidos de Yoko son más fuertes y aprieta sin querer casi de más el pene, sabe que está cerca.Faye baja a besarla, pero los quejidos de Yoko son tan fuertes que a penas puede corresponder. Así que ahora se gimen en la boca de la otra.Yoko mira hacia abajo. Su propio coño tan maltratado y mojado que envuelve la polla tan bien. Su mano también está empapada entre ambos fluidos de sus partes. Es como encontrar un paraíso.─Mhg, Faye, F-Faye ─llama Yoko sin detenerse.─Dime ─suspira al sentir ese apretón otra vez.─Lo haces todo tan bien, bebé. Es tan rico.Y en respuesta, recibe un gruñido y un aumento de velocidad.En todo el tiempo, fue la mano de Yoko quien guiaba principalmente. Mas en ese momento, Faye baja una de las suyas para ayudarla. Su propia mano va a su polla y se masturba con fuerza mientras sigue frotando.─M-más, más ─pide su esposa abriendo más las piernas.Haciendo caso, hace los movimientos más duros. Faye tiene que morder la almohada a un lado de la cabeza de Yoko para soportarlo y escucha perfectamente como su esposa casi que grita en su oído.Yoko no aguanta mucho tiempo más, abraza a Faye con fuerza al mismo tiempo que siente esa liberación tan ansiada. Su cuerpo tiembla, mientras que Faye sigue moviéndose para lograr la suya.Cosa que logra unos segundos después, corriendose en el vientre y vagina de Yoko. Las gotas de semen cayendo en esa piel blanca y suave cual porcelana.Ambas suspiran.─¿Yoko?─¿Mh?─Te amo y amo tus ideas.Yoko se ríe. ─Tengo muchas más.ayuda quería probar algo distinto pero no sé qué onda, ¿gustó?
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