Tomando Posesion De Ti Una Alfa Omega
Llegar a casa tras la pelea con Brezinski no había sido fácil, el jeep era conducido por una de las guardias de Kara que estuvo esperando pacientemente, muy a pesar de su ansiedad y las ganas de ir a ayudar a su alfa. Todas estaban muy mal heridas, al llegar fueron trasladadas a la clínica, a excepción de Kara que permanecía consciente y deseaba regresar a su oficina, su lugar seguro con su pareja. Lorena, Lara y Miranda fueron acostadas, Zena ya había despertado, pero todavía demasiado inestable, así que tuvo que ser sometida y encerrada hasta nuevas ordenes, no fue extraño que Lorena despertara mucho antes que su hermana pequeña y la rubia, por lo que fue escoltada hasta la celda de Zena, algo que la frustraba, pues estaba harta de ver a su compañera enjaulada. Esta vez no estaba preocupada, sino furiosa, así que caminó hasta los calabozos bajo la mansión y miró detenidamente a Zena que tenía un collar en el cuello para evitar que se transformara.
—¿Realmente vas a ser así de testaruda? —Preguntó Lorena y Zena giró el rostro para gruñir al intruso de su tranquilidad, guardando los colmillos al ver quién era. —Sé que no va a ser fácil, pero habrá que adaptarnos. Mi hermana me necesita aquí y tú te quedarás aquí si es que nos quieres al bebé y a mí.
—Mía… ¡Míos! —Gruñó agresivamente Zena y Lorena suspiró, abrió la celda y entró sin preocuparse de ser herida. Lorena se puso en cuclillas y apretó el muslo de Zena. Siempre habrán idiotas, eso no es algo que podamos controlar, pero… ¿Son ellos más importantes que nosotras? Me duele lo que te hicieron, eres mi corazón, no obstante, ya estás aquí en casa y nadie más te lastimará.
—De… —Zena trató de hablar, los recuerdos de la tortura todavía muy frescos. Se arrastró hasta Lorena y abrazó la cintura de la morena, acurrucándose cerca de su vientre. —¿De verdad está aquí?
—Sí… De verdad, y es de ambas… Nuestro cachorro.
Simplemente sollozó, gimoteando su dolor y soledad, dejándolos ir. Ella no podía irse, allí estaba lo que amaba, lo que era suyo. Mantenerse en la manada no sería fácil para un tigre, nunca lo fue para Zena, mucho menos al ver decaída a su pequeño cachorro, la pequeña niña siempre estaba disgustada. Un alboroto llegó a sus oídos, Iris estaba peleándose con otros niños, Thea, la pequeña loba omega de la alfa miraba todo angustiada.
—¡¿Qué diablos pasa?!—Gritó Zena sujetando la ropa de la menuda niña, el overol estaba todo maltratado.
—¡Me llamó mascota! ¡Yo soy un tigre, mugroso perro!
—¡Iris! —Reprendió Zena y la niña se aflojó. Zena la colocó bajo su brazo, alejándose, Thea las siguió, mientras Iris sacaba el dedo medio a sus adversarios. —¿Tú estás bien, Thea?
—Sí, tía. —Respondió la niña de cabello oscuro. Zena quiso reír, Thea se parecía más a Lorena que Kara. La infanta también mantenía los ojos violáceos de los Hunt, parecía un rasgo que siempre iban a mantener, lo más fuerte de su ADN. —Tía, camina muy rápido. —Llamó la pequeñuela y Zena la sujetó de igual forma que a Iris. Mientras la pequeña pelirroja estaba disgustada, la morena estaba divirtiéndose al ser tratada como un saco de papas.
—¡Yo ya no sé qué hacer contigo! —Reprendió Zena al llegar a su cabaña, bajando a ambas niñas. Muy a pesar de su corta edad y de tener la misma edad que Thea, Isis era más alta. Mientras Iris fue tirada descuidadamente en el sofá, Thea fue soltada cuidadosamente. La lobita rápidamente se sentó junto a su prima. Zena quiso sonreír al ver a la morena resisando cuidadosamente las manos maltratadas de Iris, aunque no creyera que la pequeña buscapleitos se lo mereciera. —¿Tienes algo que decir? —Preguntó con autoridad, pero Iris se cruzó de brazos. La enana era igual a Zena, por lo que la mujer trató de presionar más fuerte. —¿Iris?
—Me preguntaron si mis mamás tendrían más cachorros, dije que no sé y ellos se burlaron, dijeron que el futuro de la manada sería negro. Luego Iris dijo que respetarqn a su futura líder, ellos la llamaron mascota y ella les saltó encima. —Explicó Thea que sacaba curitas de su overol para curar las manos maltratadas de su prima. Zena trató nuevamente de retener la sonrisa, después de todo, estaba disgustada. Algo difícil cuando las primas parecían hermanitas unidas con un cordón umbilical, ya que se la pasaban juntas de arriba abajo.
—Thea será su líder, tengo que hacerlos respetarla.
—El respeto no se gana siendo una matona.
—Tú eres la matona de la tía Kara.
—¡Yo no soy la matona de la Kara! ¡¿De dónde sacas eso?!
—La tía te ordenó el otro día deshacerte de un sujeto cerca de nuestro bosque.
—Alejar intrusos no es lo mismo que ser una matona.
—Yo creo que es lo mismo. —Hizo un puchero y Zena apretó el puente de su nariz.
—Bien, tendré que decirle a Lorena lo que hiciste y créeme que estará muy decepcionada de ti. —Dijo Zena e Iris se puso como el papel. Lorena tendía a manipular a su hija con la carta de la madre decepcionada, provocándose el llanto si fuera necesario, era algo que Lorena aprendió con los años. Zena e Iris eran iguales, si querían a alguien lo último que querían era hacerlas llorar. A las omegas había que tratarlas bonito y hacerlas sentir protegidas y especiales.
—¡No es justo, ellos me llaman mascota y soy la que hizo mal!
—Desgraciadamente los lobos son una comunidad cerrada y protectora entre los suyos y nosotras, tú y yo, somos consideradas forasteras, por lo que, para vivir aquí, hay que respetar sus reglas. Puede que ellos fueran más contra ti, per eres un tigre y siempre serás más grande y más fuerte, por eso tienes que controlarte más, además eres alfa y se sentirán amenazados. Eres un tigre alfa que siempre está con la omega loba hija de la alfa.
—Thea es mi prima.
—Lo es, pero ellos no lo ven así. Tú nunca serás nada de ella. —Explicó Zena y sintió dolor al ver los ojos tristes de ambas niñas.
Para los demás Iris nunca será una amiga, prima y hermana de Thea, sólo su mascota y un estorbo… aún hoy, nadie veía a Zena como otra cosa que mascota y capricho de Lorena. Si su hija llegaba a amar a alguien, esperaba que no fuera loba, aunque era poco probable encontrar más tigres o humanos. El mundo era extenso, per habían más humanos que cambiantes, tras lo ocurrido con Brezinski y la fallida alianza con los humanos, se optó por separar a cambiantes y humanos, tratando de borrar la existencia de la vida del otro. Las elites de los humanos prefirieron borrar la existencia de los cambiantes para evitar el pánico colectivo, por lo que cada grupo de cambiantes cuidaba celosamente su territorio y ocultaban su naturaleza si se topaba con humanos.
—Tal vez si me quedo con varias de sus omegas me respeten.
—¡Iris! ¡¿Quién te ha enseñado eso?! —Regañó nuevamente y la pequeña se encogió de hombros. —Llevaré a Thea a casa, tú te quedarás aquí hasta que Lorena regrese de la clínica. ¿Quedó claro?
—Bien. —Contestó de mala gana, recibió un beso en la mejilla por parte de Thea, que luego fue cargada en brazos por Zena. La pequeña loba abrazó el cuello de la mujer y se acurrucó, despidiéndose con la mano de su prima, sacudiéndola acto que Iris repitió.
—Gracias por traerla. —Dijo Sawyer al recibir a su pequeña hija, cargándola como un mono bebé, Zena miró alrededor de la oficina de la alfa, sin ver a Kara.
—Creo que la alfa debería hablar con ella.
—Muy bien… Dile a Lorena que iré a verla mañana. —Dijo la castaña y Zena asintió. Ser madre era más difícil de lo que Zena imaginaba.
—¿Por qué yo no puedo ser líder? —Preguntó Thea a la hora de la cena, Lara se había detenido antes de meter el tenedor en su boca.
—¿Qué quieres decir, bebé? —Preguntó Sawyer junto a la infanta, Kara se puso firme para escuchar las palabras de su hija.
—Hoy Iris de peleó con varios niños. ¡Ella ganó! —Agregó alegremente Thea antes de continuar. —Ellos se habían burlado de mí, diciendo que nuestro futuro es negro si yo llegaba a ser líder y llamaron mascota a Iris. Ella se enojó y los enfrentó. ¿Por qué se burlaron de nosotras? ¿Por qué no puedo ser líder? ¿Por qué odian a mi prima?
—La gente cree que ser liderado por un alfa es mejor, ya que te hace más agresivo y fuerte para protegerlos, mientras un omegas suelen ser sanadores, y en cuanto a Iris, a las personas les cuesta mucho aceptar que somos diferente. Temen a esas diferencias y las rechazan.
—Eso es estúpido, yo voy a ser fuerte y nadie podrá decir que no puedo ser la líder. ¡Seré un alfa/omega! Ya no me insultarán a mí o a Iris.
—Un alfa/omega. ¿Eh? —Sonrió Kara al ver los ojos determinados de Thea.
—Seguro que sí, hija. —Dijo Kara acariciando la cabeza morena de Thea.
Los años pasaron, Thea y Iris cambiaron con los años, la pelirroja que tenía que moderar su agresivo carácter y Thea quien tenía que fortalecerse. Frenar su naturaleza era asfixiante, pero si es necesario para conseguir respeto, así sería. Thea a los 23 años, uno más y sería líder, ahora era desgarbada, su cabello negro en capas hasta los hombros, su aspecto andrógino, ropa oscura, pantalones negros y chaquetas de cuero, con botas de motorista. Estaba siendo estrangulada, impactada contra un árbol, por lo que ella empujó con ambas piernas el pecho de su enemigo, acarició su cuello maltratado y gruñó.
—Llevamos así un buen rato, quiero parar.
—Yo quiero seguir. —Exigió Thea, mientras Iris sujetaba su lacio cabello naranja en una cola de caballo. Thea se acercó acechadoramente y acorraló Iris, nariz con nariz. —¿Por favor?
—Lindo. —Sonrió la pelirroja y empujó cuidadosamente a Thea. —Pero no cruzaré esa línea, sigues siendo mi prima, aunque yo sea tigre. Pídeselo a alguna de las zorritas de siempre.
—Son debiluchas, te necesito a ti.
—Lindo intento de seducción. ¿Y eso cambiará algo? Me voy a casa.
—Nadie más te entenderá como yo.
—Lo sé… pero es triste que me manipules para seguir dándote patadas con lo que más me duele.
—¡Espera! ¡Lo siento!
—Esta bien, lo entiendo, ninguno se atreverá a patear el trasero de la hija omega de la alfa.
—No pateaste mi trasero… te lo permití. —Sonrió encantadoramente Thea para aligerar el ambiente, Iris se encogió de hombros y se acercó a su prima, ambas sentándose contra un árbol.
—¿Alguna vez pensaste huir de este lugar?
—Iris, no puedes hablar en serio.
—A veces sí, otras no… Es genial que algunas omegas quisieran ayudarme con el celo, pero ninguna querrá una familia conmigo… no con quien no es loba.
—Esa es una estupidez. ¡Somos manada, aunque seas tigre!
—Una manada de lobos que quiere crecer con más lobos, eso dijo mi madre. —Iris suspiró y miró las hojas se los árboles moverse con el viento. —Madre pertenece a mamá, pero yo no pertenezco a nadie.
—Tú me perteneces a mí.
—Sabes que eso no es cierto, sólo soy tu mascota.
—¡No lo eres!— Se desesperó Thea, deseando llorar. —Tú y yo no deberíamos ser primas. —Comentó con melancolía mientras se abrazaba las piernas. —Tú eres la única que no cree que seré un fiasco de líder y yo no veo nada de malo con una pareja tigre.
Iris se acercó más a Thea, colocando la cabeza en el hombro de la loba, dejando escapar una lágrima, mientras sujetaba la mano de su prima. La pelirroja odiaba ser marginada, su madre apenas lo toleraba gracias a su pareja, la única persona que la aceptaba era inalcanzable, porque, aunque no fuera amor romántico, su unión era apenas suficiente para no volverse loca de soledad. Thea se sentía igual, nadie más que Iris estaba de su lado, era sólo una omega jugando a la marimacho para los demás, solamente para ocupar el papel que su madre desempeñó por 25 años. Los alfas querrán someterla, tomar lo que era de Thea por derecho. Iris era su mano derecha, la que cuidaba su espalda, sin ella estaría desprotegida. En ese momento tanto Iris como Thea olieron algo extraño, aquel olor no pertenecía a un humano o un animal. Ambas se levantaron y el sonido de los animales había cesado. Una figura cubierta de cuero negro con una máscara se acercó a ellas, la figura era de una mujer.
—¡¿Quién eres y qué haces aquí?! —Gritó Thea mientras sus ojos cambiaban a oro al igual que los de Iris.
La desconocida extrajo un látigo, haciéndolo sonar tras golpear una roca. Corrió hasta donde estaban las primas y la esquivaron, hasta que el látigo sujetó del cuello a Thea. Iris gruñó una advertencia, temerosa de que su enemigo apretará más el látigo y asfixiando más a la morena. La desconocida arrojó el látigo por sobre una rama gruesa dejando a Thea ahorcada, la loba pataleaba para soltarse. Iris iba a transformarse hasta que la mujer extrajo rápidamente una pistola eléctrica, consiguiendo someter a la pelirroja que cayó al suelo completamente aturdida. Tras soltarse Thea extrajo las garras y destrozó la máscara de la mujer, cuyo cabello rubio caía en cascada hasta su espalda, sus ojos eran brillantes y violáceos.
—¿Qué diablos? —Apenas dijo Thea antes de quela rubia la impactara de nuevo contra el árbol con una mano enorme con garras. —¿Una cambiante? —Jadeó Thea y la rubia cambio si rostro hasta mostrar el mismo que el de Thea. —¿Qué? ¿Quién diablos… eres?
—Hola, prima.
Continuará...Para los que creyeron que me tardaría un tiempo en sacar una continuación, ejejejeje. Espero que les guste este comienzo. Una amiga dijo que acabaría haciendo el árbol genealógico de esta familia, eso parece. Un abrazo y diganme qué personaje llama más su atención. Recuerden sejar un like y sis comentarios, que son motivadores. Bye. 😘
—¿Realmente vas a ser así de testaruda? —Preguntó Lorena y Zena giró el rostro para gruñir al intruso de su tranquilidad, guardando los colmillos al ver quién era. —Sé que no va a ser fácil, pero habrá que adaptarnos. Mi hermana me necesita aquí y tú te quedarás aquí si es que nos quieres al bebé y a mí.
—Mía… ¡Míos! —Gruñó agresivamente Zena y Lorena suspiró, abrió la celda y entró sin preocuparse de ser herida. Lorena se puso en cuclillas y apretó el muslo de Zena. Siempre habrán idiotas, eso no es algo que podamos controlar, pero… ¿Son ellos más importantes que nosotras? Me duele lo que te hicieron, eres mi corazón, no obstante, ya estás aquí en casa y nadie más te lastimará.
—De… —Zena trató de hablar, los recuerdos de la tortura todavía muy frescos. Se arrastró hasta Lorena y abrazó la cintura de la morena, acurrucándose cerca de su vientre. —¿De verdad está aquí?
—Sí… De verdad, y es de ambas… Nuestro cachorro.
Simplemente sollozó, gimoteando su dolor y soledad, dejándolos ir. Ella no podía irse, allí estaba lo que amaba, lo que era suyo. Mantenerse en la manada no sería fácil para un tigre, nunca lo fue para Zena, mucho menos al ver decaída a su pequeño cachorro, la pequeña niña siempre estaba disgustada. Un alboroto llegó a sus oídos, Iris estaba peleándose con otros niños, Thea, la pequeña loba omega de la alfa miraba todo angustiada.
—¡¿Qué diablos pasa?!—Gritó Zena sujetando la ropa de la menuda niña, el overol estaba todo maltratado.
—¡Me llamó mascota! ¡Yo soy un tigre, mugroso perro!
—¡Iris! —Reprendió Zena y la niña se aflojó. Zena la colocó bajo su brazo, alejándose, Thea las siguió, mientras Iris sacaba el dedo medio a sus adversarios. —¿Tú estás bien, Thea?
—Sí, tía. —Respondió la niña de cabello oscuro. Zena quiso reír, Thea se parecía más a Lorena que Kara. La infanta también mantenía los ojos violáceos de los Hunt, parecía un rasgo que siempre iban a mantener, lo más fuerte de su ADN. —Tía, camina muy rápido. —Llamó la pequeñuela y Zena la sujetó de igual forma que a Iris. Mientras la pequeña pelirroja estaba disgustada, la morena estaba divirtiéndose al ser tratada como un saco de papas.
—¡Yo ya no sé qué hacer contigo! —Reprendió Zena al llegar a su cabaña, bajando a ambas niñas. Muy a pesar de su corta edad y de tener la misma edad que Thea, Isis era más alta. Mientras Iris fue tirada descuidadamente en el sofá, Thea fue soltada cuidadosamente. La lobita rápidamente se sentó junto a su prima. Zena quiso sonreír al ver a la morena resisando cuidadosamente las manos maltratadas de Iris, aunque no creyera que la pequeña buscapleitos se lo mereciera. —¿Tienes algo que decir? —Preguntó con autoridad, pero Iris se cruzó de brazos. La enana era igual a Zena, por lo que la mujer trató de presionar más fuerte. —¿Iris?
—Me preguntaron si mis mamás tendrían más cachorros, dije que no sé y ellos se burlaron, dijeron que el futuro de la manada sería negro. Luego Iris dijo que respetarqn a su futura líder, ellos la llamaron mascota y ella les saltó encima. —Explicó Thea que sacaba curitas de su overol para curar las manos maltratadas de su prima. Zena trató nuevamente de retener la sonrisa, después de todo, estaba disgustada. Algo difícil cuando las primas parecían hermanitas unidas con un cordón umbilical, ya que se la pasaban juntas de arriba abajo.
—Thea será su líder, tengo que hacerlos respetarla.
—El respeto no se gana siendo una matona.
—Tú eres la matona de la tía Kara.
—¡Yo no soy la matona de la Kara! ¡¿De dónde sacas eso?!
—La tía te ordenó el otro día deshacerte de un sujeto cerca de nuestro bosque.
—Alejar intrusos no es lo mismo que ser una matona.
—Yo creo que es lo mismo. —Hizo un puchero y Zena apretó el puente de su nariz.
—Bien, tendré que decirle a Lorena lo que hiciste y créeme que estará muy decepcionada de ti. —Dijo Zena e Iris se puso como el papel. Lorena tendía a manipular a su hija con la carta de la madre decepcionada, provocándose el llanto si fuera necesario, era algo que Lorena aprendió con los años. Zena e Iris eran iguales, si querían a alguien lo último que querían era hacerlas llorar. A las omegas había que tratarlas bonito y hacerlas sentir protegidas y especiales.
—¡No es justo, ellos me llaman mascota y soy la que hizo mal!
—Desgraciadamente los lobos son una comunidad cerrada y protectora entre los suyos y nosotras, tú y yo, somos consideradas forasteras, por lo que, para vivir aquí, hay que respetar sus reglas. Puede que ellos fueran más contra ti, per eres un tigre y siempre serás más grande y más fuerte, por eso tienes que controlarte más, además eres alfa y se sentirán amenazados. Eres un tigre alfa que siempre está con la omega loba hija de la alfa.
—Thea es mi prima.
—Lo es, pero ellos no lo ven así. Tú nunca serás nada de ella. —Explicó Zena y sintió dolor al ver los ojos tristes de ambas niñas.
Para los demás Iris nunca será una amiga, prima y hermana de Thea, sólo su mascota y un estorbo… aún hoy, nadie veía a Zena como otra cosa que mascota y capricho de Lorena. Si su hija llegaba a amar a alguien, esperaba que no fuera loba, aunque era poco probable encontrar más tigres o humanos. El mundo era extenso, per habían más humanos que cambiantes, tras lo ocurrido con Brezinski y la fallida alianza con los humanos, se optó por separar a cambiantes y humanos, tratando de borrar la existencia de la vida del otro. Las elites de los humanos prefirieron borrar la existencia de los cambiantes para evitar el pánico colectivo, por lo que cada grupo de cambiantes cuidaba celosamente su territorio y ocultaban su naturaleza si se topaba con humanos.
—Tal vez si me quedo con varias de sus omegas me respeten.
—¡Iris! ¡¿Quién te ha enseñado eso?! —Regañó nuevamente y la pequeña se encogió de hombros. —Llevaré a Thea a casa, tú te quedarás aquí hasta que Lorena regrese de la clínica. ¿Quedó claro?
—Bien. —Contestó de mala gana, recibió un beso en la mejilla por parte de Thea, que luego fue cargada en brazos por Zena. La pequeña loba abrazó el cuello de la mujer y se acurrucó, despidiéndose con la mano de su prima, sacudiéndola acto que Iris repitió.
—Gracias por traerla. —Dijo Sawyer al recibir a su pequeña hija, cargándola como un mono bebé, Zena miró alrededor de la oficina de la alfa, sin ver a Kara.
—Creo que la alfa debería hablar con ella.
—Muy bien… Dile a Lorena que iré a verla mañana. —Dijo la castaña y Zena asintió. Ser madre era más difícil de lo que Zena imaginaba.
—¿Por qué yo no puedo ser líder? —Preguntó Thea a la hora de la cena, Lara se había detenido antes de meter el tenedor en su boca.
—¿Qué quieres decir, bebé? —Preguntó Sawyer junto a la infanta, Kara se puso firme para escuchar las palabras de su hija.
—Hoy Iris de peleó con varios niños. ¡Ella ganó! —Agregó alegremente Thea antes de continuar. —Ellos se habían burlado de mí, diciendo que nuestro futuro es negro si yo llegaba a ser líder y llamaron mascota a Iris. Ella se enojó y los enfrentó. ¿Por qué se burlaron de nosotras? ¿Por qué no puedo ser líder? ¿Por qué odian a mi prima?
—La gente cree que ser liderado por un alfa es mejor, ya que te hace más agresivo y fuerte para protegerlos, mientras un omegas suelen ser sanadores, y en cuanto a Iris, a las personas les cuesta mucho aceptar que somos diferente. Temen a esas diferencias y las rechazan.
—Eso es estúpido, yo voy a ser fuerte y nadie podrá decir que no puedo ser la líder. ¡Seré un alfa/omega! Ya no me insultarán a mí o a Iris.
—Un alfa/omega. ¿Eh? —Sonrió Kara al ver los ojos determinados de Thea.
—Seguro que sí, hija. —Dijo Kara acariciando la cabeza morena de Thea.
Los años pasaron, Thea y Iris cambiaron con los años, la pelirroja que tenía que moderar su agresivo carácter y Thea quien tenía que fortalecerse. Frenar su naturaleza era asfixiante, pero si es necesario para conseguir respeto, así sería. Thea a los 23 años, uno más y sería líder, ahora era desgarbada, su cabello negro en capas hasta los hombros, su aspecto andrógino, ropa oscura, pantalones negros y chaquetas de cuero, con botas de motorista. Estaba siendo estrangulada, impactada contra un árbol, por lo que ella empujó con ambas piernas el pecho de su enemigo, acarició su cuello maltratado y gruñó.
—Llevamos así un buen rato, quiero parar.
—Yo quiero seguir. —Exigió Thea, mientras Iris sujetaba su lacio cabello naranja en una cola de caballo. Thea se acercó acechadoramente y acorraló Iris, nariz con nariz. —¿Por favor?
—Lindo. —Sonrió la pelirroja y empujó cuidadosamente a Thea. —Pero no cruzaré esa línea, sigues siendo mi prima, aunque yo sea tigre. Pídeselo a alguna de las zorritas de siempre.
—Son debiluchas, te necesito a ti.
—Lindo intento de seducción. ¿Y eso cambiará algo? Me voy a casa.
—Nadie más te entenderá como yo.
—Lo sé… pero es triste que me manipules para seguir dándote patadas con lo que más me duele.
—¡Espera! ¡Lo siento!
—Esta bien, lo entiendo, ninguno se atreverá a patear el trasero de la hija omega de la alfa.
—No pateaste mi trasero… te lo permití. —Sonrió encantadoramente Thea para aligerar el ambiente, Iris se encogió de hombros y se acercó a su prima, ambas sentándose contra un árbol.
—¿Alguna vez pensaste huir de este lugar?
—Iris, no puedes hablar en serio.
—A veces sí, otras no… Es genial que algunas omegas quisieran ayudarme con el celo, pero ninguna querrá una familia conmigo… no con quien no es loba.
—Esa es una estupidez. ¡Somos manada, aunque seas tigre!
—Una manada de lobos que quiere crecer con más lobos, eso dijo mi madre. —Iris suspiró y miró las hojas se los árboles moverse con el viento. —Madre pertenece a mamá, pero yo no pertenezco a nadie.
—Tú me perteneces a mí.
—Sabes que eso no es cierto, sólo soy tu mascota.
—¡No lo eres!— Se desesperó Thea, deseando llorar. —Tú y yo no deberíamos ser primas. —Comentó con melancolía mientras se abrazaba las piernas. —Tú eres la única que no cree que seré un fiasco de líder y yo no veo nada de malo con una pareja tigre.
Iris se acercó más a Thea, colocando la cabeza en el hombro de la loba, dejando escapar una lágrima, mientras sujetaba la mano de su prima. La pelirroja odiaba ser marginada, su madre apenas lo toleraba gracias a su pareja, la única persona que la aceptaba era inalcanzable, porque, aunque no fuera amor romántico, su unión era apenas suficiente para no volverse loca de soledad. Thea se sentía igual, nadie más que Iris estaba de su lado, era sólo una omega jugando a la marimacho para los demás, solamente para ocupar el papel que su madre desempeñó por 25 años. Los alfas querrán someterla, tomar lo que era de Thea por derecho. Iris era su mano derecha, la que cuidaba su espalda, sin ella estaría desprotegida. En ese momento tanto Iris como Thea olieron algo extraño, aquel olor no pertenecía a un humano o un animal. Ambas se levantaron y el sonido de los animales había cesado. Una figura cubierta de cuero negro con una máscara se acercó a ellas, la figura era de una mujer.
—¡¿Quién eres y qué haces aquí?! —Gritó Thea mientras sus ojos cambiaban a oro al igual que los de Iris.
La desconocida extrajo un látigo, haciéndolo sonar tras golpear una roca. Corrió hasta donde estaban las primas y la esquivaron, hasta que el látigo sujetó del cuello a Thea. Iris gruñó una advertencia, temerosa de que su enemigo apretará más el látigo y asfixiando más a la morena. La desconocida arrojó el látigo por sobre una rama gruesa dejando a Thea ahorcada, la loba pataleaba para soltarse. Iris iba a transformarse hasta que la mujer extrajo rápidamente una pistola eléctrica, consiguiendo someter a la pelirroja que cayó al suelo completamente aturdida. Tras soltarse Thea extrajo las garras y destrozó la máscara de la mujer, cuyo cabello rubio caía en cascada hasta su espalda, sus ojos eran brillantes y violáceos.
—¿Qué diablos? —Apenas dijo Thea antes de quela rubia la impactara de nuevo contra el árbol con una mano enorme con garras. —¿Una cambiante? —Jadeó Thea y la rubia cambio si rostro hasta mostrar el mismo que el de Thea. —¿Qué? ¿Quién diablos… eres?
—Hola, prima.
Continuará...Para los que creyeron que me tardaría un tiempo en sacar una continuación, ejejejeje. Espero que les guste este comienzo. Una amiga dijo que acabaría haciendo el árbol genealógico de esta familia, eso parece. Un abrazo y diganme qué personaje llama más su atención. Recuerden sejar un like y sis comentarios, que son motivadores. Bye. 😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen3h.Co